En estos
tiempos de auge en el triatlón y aprovechando el inminente comienzo de la temporada triatlética, me llama la atención la cantidad de gente que
se anima a escribir sobre su primera experiencia. Creo que todos recordamos
nuestro debut. Me gusta leer las crónicas y descubrir que sensaciones han
tenido, siempre hablan de una próxima vez. Supongo que muchos sufrirían pero
creo que eso se olvida y sólo recordamos lo bien que nos lo hemos pasado.
Creo que es lo que engancha, sufrir y tras acabar sentir ese profundo bienestar.
Después de
cada triatlón tienes un montón de sensaciones, tantas y tan recientes que
siempre se escapa alguna… En cambio, tras mucho tiempo después del debut, se
escapan muchas y recuerdas las sensaciones más puntuales. Las que más huella
dejaron. Queda lo que más sorprendió, lo que se ha grabado firmemente en el
interior y recuerdas con suma facilidad.
Yo voy a
relatar mi primera experiencia, exageraré un poco –toda buena historia hay que
exagerarla un poquito- pero todo será completamente cierto.
PRÓLOGO
Junio de
2008, tras una larga temporada con la Gimnástica Segoviana con muchos problemas
económicos -5 meses sin cobrar-, pasando momentos personales bastante malos
pero habiendo conocido un gran vestuario. Quedamos segundos clasificados a
pesar de todos los problemas, haciendo una gran temporada.
Fuera del
fútbol, yo comenzaba a preparar mis oposiciones en compañía de Adrian García
-triatleta segoviano-. Decir que disfrute muchísimo de los entrenos con Adry,
con piques sanísimos, para finalmente ponernos
como auténticos morlacos. Estaré siempre agradecido a Adry y su familia y les
tengo un gran aprecio. En muchos de estos entrenos surgían conversaciones sobre
triatlón. A mí siempre me había gustado y tenía curiosidad y él había hecho un
paréntesis certero para preparar y afianzar su futuro pero siempre teniendo en
mente volver a competir. Estas charlas entre dominadas y subidas a la cuerda,
me iban picando por dentro y finalmente decidí que cuando acabara la temporada,
haría un "sprint" en el paréntesis entre el final de temporada y el comienzo de
la siguiente temporada –Guijuelo-.
Comencé a
buscar en internet un triatlón en esas fechas y el único que me cuadraba era en
Denia. Estaba lejísimos y sólo iba para hacer un sprint, pero tenía excesiva
curiosidad. Preparé las cosas para poder hacerlo. Mi mejor amigo se apunto,
como siempre, a acompañarme. Sin entrenar triatlón específicamente, pero
habiendo estado entrenando todo el año para la oposición y el equipo, me
presente en Denia. Con muchas dudas…
15 de Junio de 2008 DEBUT
Llegamos a
Denia el día previo, fuimos al hotel y descansamos. A día de hoy no recuerdo si
tenía nervios, pero viendo como me pongo ahora, supongo que sí. Nos levantamos
temprano y fuimos en busca del dorsal y la zona de boxes. Yo había ido a muchos
triatlones, de hecho me gusta mucho ser espectador de un triatlón. Disfruto
realmente viendo triatlones, es un deporte espectacular y muy dinámico. Pero
ser parte de él era diferente, me gustaba el ambiente. Pero vamos al tema! A la
propia experiencia, la cual fue tremendamente cómica.
Tras dejar
colocado todo en boxes, me dispuse a vestirme para la ocasión. A ponerme el
“traje de luces”. Y es que podía ser perfectamente un traje de luces, me
explico… Todo el material que disponía era muy bueno, tan bueno que me daba hasta
vergüenza. Busque monos bastante dados de si de mi hermano -10kg más delgado
que yo en aquellas fechas-. Finalmente el elegido fue uno de la selección rojo y gris
–el único en el que entraba-, con “ALONSO” y “ESPAÑA” por todas partes y que a
pesar de ser el más dado de sí, aun no era lo suficientemente ancho ni largo, como podeis ver a continuación. Era una
época en la que no era obligatorio tener el mono de la selección y no era tan
habitual verlo como en la actualidad.
mono brasileño, por poco no se hace tanga! |
Fui de los
primeros en acudir a la zona de salida, teniendo claro que saldría 5 metros por
detrás del resto. No quería ningún golpe y ya iba avisado de la posibilidad, yo
sólo quería acabar y disfrutar de la experiencia. Apareció Godoy, a la postre
vencedor, yo creo que me miro y le dieron ganas de descojonarse, yo mire para
otro lado. En cambio Pablo, mi amigo, riéndose de la situación me llama y me
comenta “cógele los pies a ese de azul”. Vaya vergüenza, el mono resultaba ser cantosísimo
y yo me sentía observado –quiza no miraban y sea yo un egocéntrico-. No conforme
con eso, como se ve en la imagen, me coloco unos metros por detrás de
todos los triatletas. Vi la mirada de alguno y trate de ponerme en su lugar y
averiguar que hubiera dicho yo. Yo hubiera dicho “Pero y este flipado, que se
ha comprado el mono de la selección en prenatal, ¿como tiene semejante
crecida?”
Se da el
bocinazo, la gente sale en tromba y yo andando tranquilamente me meto y
comienzo a nadar. Hasta los primeros 300m me encuentro bien pasando triatletas,
me sorprendo porque desde que empecé a los 10 años a jugar al futbol, no había
vuelto a nadar. En el tramo final me pico con un señor y salgo del agua. Le di
las gracias por el pique porque yo iba justísimo…
Me pongo las
cosas de la bici y salgo. Tengo fuerza, y en bici sabía que iría mejor que en
el agua. Eran 4 vueltas a un circuito de 5km, voy en un grupo bastante numeroso
y voy tirando de vez en cuando, sobre todo al principio con toda la adrenalina
y la flipada que llevaba. Pero en el punto de retorno, al levantarme para
imprimir fuerza y coger de nuevo velocidad… Las bielas no soportaron el peso
del morlaco y se pusieron los dos pies a la misma altura, abajo. Al principio
sentí una impotencia terrible. En el camino de vuelta -2.5km andando descalzo-
me iba diciendo “mira que venir a 600km a debutar en un sprint y no acabar…”.
Al llegar donde Pablo, que estaba preocupado, ya se me había pasado y nos
estuvimos riendo un buen rato del lamentable debut.
dar pedales se puso dificil! |
Mi hermano,
uno de los primeros en llamarme, estaba más decepcionado que yo… Me dijo “Bueno…
Ahora tienes la espinita, así que tendrás que hacer otro y quitártela”.
Tres años más
tarde, ya con tiempo para poder entrenar y practicarlo, volví a hacer un tri;
Lo acabé y hasta hoy.
PD: “La primera vez
casi siempre es peor de lo esperado y a veces duele…”
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